Aprender a conocernos, a “registrarnos” es clave para poder entender qué estamos necesitando. Difícilmente podré encontrar la solución, si no sé cuál es el problema. Existe una inteligencia increíblemente maravillosa en nuestro cuerpo físico y aprender a escucharlo es clave, si queremos gozar de salud.
¿Cómo nos habla el cuerpo? Principalmente a través de sensaciones, algunas placenteras y otras displacenteras; pero todas tienen algo para decirnos.
Cuando estamos sanos, el hambre, la sed, la ganas de evacuar, el cansancio, sentir frío o calor, son algunas de las formas que nuestro cuerpo tiene de decirnos qué es lo que está necesitando. ¡El tema es escucharlo!
¿Cuantas veces tenemos ganas de orinar, y seguimos trabajando paro no distraernos? ¿Cuántas veces necesitamos descansar, y nos sobre exigimos con café y otros estimulantes del sistema nervioso para rendir más? ¿Cuántas veces postergamos alimentarnos o hidratarnos, para no perder tiempo? Pasar por alto esas señales tiene sin dudas su costo.
Cuando enfermamos, el cuerpo también nos habla. Probablemente un poco más fuerte, para que lo escuchemos. Lo hace a través de algún síntoma, ponle el nombre que quieras: fiebre, acidez, congestión, un tumor. También nos grita a veces, a través de cualquier tipo de dolor. Ahí en general casi siempre lo escuchamos, bastante tarde en muchos casos, lamentablemente.
Cuerpo y mente están íntimamente relacionados. Hay una frase que dice que “el cuerpo grita lo que la mente calla”. El cuerpo no miente, y pone en evidencia muchas cosas que aloja nuestra mente inconsciente.
Las enfermedades psicosomáticas (todas en última instancia) son la expresión corporal de un desequilibrio que tiene su origen en el plano mental. Y digo que todas las enfermedades son psicosomáticas porque cuerpo y mente son indisociables, y en general, el enfermar va de lo sutil a lo denso. ¿Qué significa esto? Que muchas veces, una contractura es expresión de una tensión mental, o una gastritis manifestación de un enojo no expresado; a veces la garganta duele cuando hay cosas que no hemos podido decir o vomitamos eso que en el plano emocional no hemos podido digerir.
A ver, la intención no es simplificar un tema profundamente complejo como es el origen de la enfermedad. La enfermedad es multifactorial y también lo es la sanación. Nunca es solo una cosa la que nos enferma, tampoco es solo una cosa la que nos sana. Pero el cuerpo es ese territorio en el que muchos de esos factores convergen y se entrelazan. Por eso es tan importante escucharlo, y por supuesto que cuidarlo. También aceptarlo, y amarlo tal cual es. Pero es tema para otro artículo.
Por ahora, te dejo con esta pregunta: ¿Escuchas tu cuerpo? ¿Concretamente, qué puedes hacer hoy para cuidarlo?